6.1.11

Abel Villacorta Vargas

Abel Villacorta Vargas: Una vida corta pero altamente productiva

 

Por: Violeta Gonzales Vda. de Villacorta y
    Lidia Villacorta de Céliz

 

Abel Villacorta Vargas es recordado como uno de los alumnos más distinguidos y brillantes del Colegio Nacional San Juan (CNSJ) de Chota, donde cursó toda la secundaria, ocupando siempre el primer puesto en rendimiento escolar, méritos por los que siempre estuvo becado en el colegio. Además de sus excelentes facultades intelectuales, tenía habilidades histriónicas y de oratoria, que lo convertían en el candidato preferido para recitar poesías o dirigir discursos a sus compañeros y profesores en las ceremonias festivas y conmemorativas del colegio. Era también el brigadier general del colegio, razón por la que era conocido y respetado por todos los alumnos y profesores. Todavía recuerdo que su agradable voz de barítono daba la voz inicial para el himno nacional, cada mañana, al inicio de las faenas escolares. Su carácter afable y transparente y su sonrisa abierta, le hacían ganar muchos amigos con facilidad. Nacido el 12 de junio de 1938 en la ciudad de chota, hijo del Pastor Nazareno Pedro Villacorta Díaz y de la Sra. Julia Vargas Bustamante, ambos naturales de Chota, quienes tuvieron 9 hijos, Abel era el 6º. Al término de sus estudios secundarios en el CNSJ en 1955, emigró a la ciudad de Lima con toda su familia nuclear. De inmediato postuló a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), ingresando al primer intento en el puesto Nº 8, para seguir estudios de ingeniería civil.

Después de unos años de estudios en la UNI y de haber fundado la Academia de Preparación Universitaria DELTA, de la cual fue su Director, interrumpe su carrera para incursionar en política, desempeñándose como Inspector de Obras Públicas del distrito del Rímac, entre 1962 y 1966. Durante su gestión se desarrollan obras importantes para remodelar y restaurar la Plaza de Acho, la Alameda de los Descalzos y el Paseo de Aguas en el Rímac. Al término de este periodo lanzó su candidatura para la Alcaldía del Rímac; pero no fue elegido. Para su querida Chota facilitó a la entonces Alcaldesa de Chota, Edelmira de Tiravanti, el juego de planos de la Plaza de Acho, réplica que guió la construcción de la actual Plaza de Toros de Chota.

Es por entonces que conoce a Violeta Gonzales Díaz, también natural de Chota y residente en Lima, con formación en matemáticas puras y aplicadas, Universidad Nacional Mayor de San Marcos y estudios de postgrado en Demografía y Directora de Estudios de Población en el Instituto Nacional de Estadística, con quien se casa en diciembre de 1966. Del matrimonio nacen tres hijos: Violeta, Abel Josue y Ana Carola. Es durante este periodo que el impetuoso Abel Villacorta reinicia sus estudios en la UNI, trabajando a tiempo parcial como profesor de matemáticas en el Colegio Paz Soldán del Rímac. A medida que avanza en su carrera de Ingeniería civil, compartida con su vida familiar, consigue un trabajo más acorde con su carrera en el Ministerio de Vivienda. La experiencia profesional que adquiere allí alimenta sus cualidades innatas empresariales y de liderazgo y gradualmente establece su propia empresa de construcción “Abel Villacorta Ingenieros”, en la calle Moquegua, en Lima. Trabajaba durante el día en el ministerio de Vivienda y de 6 a 9 PM en su propia empresa.

Al graduarse como ingeniero civil en la UNI, en 1974, renuncia a su trabajo en el Ministerio de Vivienda y dedica sus esfuerzos a impulsar y atender su empresa. Su círculo de clientes era esa enorme masa de trabajadores que suelen venir de provincias en busca de sus sueños; pero con pocos recursos económicos para acceder a una vivienda. En esta época se vivía en el Perú los efectos del gobierno golpista y dictatorial encabezado por el General Juan Velasco Alvarado, iniciado en 1968, período en el que las aspiraciones políticas de muchos ciudadanos quedaron en suspenso, incluidas las de Abel. La actividad en su empresa era tan intensa que era necesario atenderla de 8 AM a 9 PM, pues su clientela había crecido a alrededor de 3,000 clientes individuales; además tenía responsabilidad técnica por el diseño e implementación de 23 cooperativas de vivienda, ubicadas en las áreas circundantes inmediatas de la ciudad de Lima, que de no ser por esta labor que él desempeño, se hubieran convertido también en asentamientos humanos de los denominados “pueblos jóvenes”, promovidos por el Gobierno Velasquista. Al interior de las Cooperativas de Vivienda habían 200, 250, 300 familias. Cada cooperativa, una vez implementada, después de engorrosas tramitaciones en los municipios correspondientes, disponía de servicios de agua potable, luz, desagüe, trazado de pistas, veredas, parques, áreas de servicios públicos de salud, educación y expansión. Entre ellas recuerdo las cooperativas César vallejo, Santa Rosa, Clorinda Málaga de Prado, San José, Las Violetas, Tayacaja I y II, Los Huancas, etc. Cada familia disponía de un juego de planos para su vivienda y de un lote de terreno de 200 a 220 m2. Es en esta vorágine de trabajo y de responsabilidades que el estrés cobró su precio y una madrugada del 24 de agosto de 1977, mientras dormía, sufrió un infarto masivo del miocardio. Nada pudieron hacer siete médicos para salvarle la vida, truncándose así una carrera brillante a los 39 años de edad. Jamás tomó vacaciones en los 10.5 años que estuvimos casados, ni tampoco perdonó sábados ni domingos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas palabras tan elocuentaes que relatan sobre la vida de mi padre, me llenan de honor y amor. Ese fuego y deseo de hacer bien y servir al mundo corre por mis venas. Un bello relato de su vida. Gracias

Anónimo dijo...

Viva chota viva el Peru los chotamos debemos seguir esa linea de coraje guerreros por naturales nunca por nada debemos declinar de nuestros objetivos siempre colaboradores con los que menos tienen prestos a servir con el corazon y el alma viva mi tierra chota querida que te llevo en alma por siempre.

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