11.3.11

“Versos de Otoño” de Antonio Cevallos Delgado

 

 

 

Libro abierto                                                                                                                          Antonio Cevallos Delgado
 

                                               Antonio Cevallos Delgado.    Chota, 1928
                                               Médico,  Mayor General FAP  y poeta.

           Paz y Olvido

 

       Si alguna vez sentiste un amor muy grande y puro,

       y tu corazón fue herido por ese cariño,

       es inútil derramar las lágrimas de niño,

       ni soñar en transformarte en fracasado, oscuro.

      

       Sigue tu camino, que en un rincón escondido,

       encontrarás dulce consuelo y la paz que buscas.

       No te arredres, que después de las caídas bruscas,

       te espera, tras el dolor lacerante, ¡El olvido!.

 

 

 

           Flor de ilusión

 

       De un bello jardín de ensueño,

       desapareció una flor;

       llora amargamente el dueño

       y está muriendo de amor.

      

        Por su celestial belleza,

       era reina de una corte

       de nardos y de violetas,

       hasta los lirios del norte,

       y margaritas, discretas,

       le rendían homenaje,

       perfumando así el paisaje,

       en honor a su lindeza.

      

       En la cristalina fuente,

       (que ahora corre silente)

       ya no ocultan su tristeza,

       claveles rojo carmín;

       ya no perfuma el jazmín

       y en las noches por el frío

       se ha transformado el rocío

       en mil lágrimas sin fin.

 

       Y aquella flor de ilusión

       delicada, primorosa,

       parece que era una rosa,

       con escondidas espinas,

       y hasta sus fibras más finas

       le desgarró el corazón.

 

       Junto a una blanca azucena

       con negro crespón nansú

       llora el jardinero y pena,

       porque su flor eras tú...

 

 

 

             Jardín de Ilusiones

 

       El surco que yo sembré

       en el jardín de mi vida,

       se transformó en una herida

       que nunca, jamás, curé.

  

       Con delicada paciencia,

       sin engaño juvenil,

       llené de amor un pensil

       que saciaba mi apetencia.

       Buscaba tener las flores

       más delicadas y hermosas,

       jazmines, claveles, rosas,

       perfumes, formas, colores.

 

       ¿Quién no quiere ser el dueño,

       aunque sea una quimera,

       de la eterna primavera.

       en vergel verde de ensueño?

 

       Por eso sembré ilusión,

       semillas y sentimientos;

       nardos, lirios, pensamientos

       y también mi corazón.

 

       Mi mano torpe al sembrar

       dejó en lugar de rocío,

       sequía, tristeza, frío,

       lágrimas sin derramar.

 

       Hallé en los sitios mejores,

       envidias. penas, traiciones,

       y al morir las ilusiones,

       murieron también las flores.

 

       Como pago a mi desvelo,

       brotó la miseria humana;

       no tuve una mano hermana,

       ni palabra de consuelo.

 

       Sobre el jardín los despojos,

       con el tiempo contemplé,

       todo lo que coseché,

       púas, espinas, abrojos.

       Aquel Edén tan soñado

       todo, mi vida y jardín,

       se convirtieron al fin

       en un páramo helado.

 

       El surco que yo sembré

       en el jardín de mi vida

       se transformó en una herida

       que nunca jamás curé..

 

       Mas, nunca perdí el fervor,

       soñando como poeta,

       y una gentil violeta

       llenó mi jardín de amor.

 

 

 

           Sueños Siderales

 

       Por tu amor crece mi fe, crece mi anhelo,

       hasta alcanzar una pasión onírica;

       te contemplo y ya estoy cerca del cielo,

       vuelan mis sueños y también mi lírica.

 

       Llevo impresa la imagen adorada,

       de tus ojos como bellos mensajeros,

       de la luz de dos románticos luceros,

       parpadeando en una cálida alborada.

       La aurora le ha dejado a tu sonrisa,

       sus reflejos de infinita simpatía,

       y es más cálida que el sol del mediodía,

       cuya luz por tus mejillas se desliza.

 

       Tu cabello con su mágica negrura

       flota libre con un ritmo cadencioso,

       ondulante, con embrujo misterioso,

       del abismo estelar y de su hondura.

 

       Tus manos puras, de belleza serena,

       que contienen universos de ternura,

       dan alivio al dolor y a toda pena,

       con tibieza maternal y con dulzura.

 

       Fantasía de mis sueños siderales,

       que pasaron por el sol, luna y estrellas,

       han dejado en mi alma hondas huellas,

       más brillantes que auroras boreales.

 

       En la tierra, con encantos y placeres,

       de tu cuerpo y de tu alma soy el dueño,

       y descubro con orgullo que tú eres,

       diez mil veces más hermosa que mi sueño …

 

 

 

           Estrella Fugaz

 

       Mi gran amor por ti fue fugaz pero brillante,

       como el vuelo raudo de una estrella por el cielo;

       me ha quedado solamente un denso y negro velo,

       y no puedo ver tu luz que ahora está distante.

 

       Gracias, por tus ojos que encendieron mi pasión,

       tus labios con calor de volcán incandescente,

       tu pecho generoso de aroma adolescente,

       tus brazos que me ataban en celestial prisión.

 

       Encanto arrobador de tu voz y tus maneras,

       me dejaron sensación de un sueño dulce y tierno,

       porque tus caricias, tu pasión, fueron sinceras.

 

       Se han ido para siempre la ilusión y el hechizo,

       no me importa caer en el más profundo averno,

       si contigo ya viví un regio paraíso...

1 comentario:

sandra patrcia dijo...

Muy buenas, felicitaciones

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