18.12.11

Profesor Fausto Valdivia Tarrillo: un chotano ilustre


 Segundo L. Rojas Gasco

 

 

Fausto Valdivia Tarrillo

Ojalá que la vida me dé el tiempo y las condiciones necesarias para poder escribir mis ensayos históricos, y a la par mis apuntes biográficos de personajes chotanos que conocí y que me impresionaron por sus notables virtudes así como por su quehacer en beneficio de nuestra sociedad. Labor que, hablando de los apuntes biográficos, me origina un inigualable solaz, porque al escribir sobre estos personajes puedo agregar mi subjetividad que se traduce en mis apreciaciones de anécdotas, hechos y expresiones que dejaron en mi espíritu unas hondas huellas. Cuanto más, si el personaje pertenece a mi familia. Como en el caso del profesor Fausto Valdivia Tarrillo, quien es primo hermano de mi madre, y, por lo mismo, es mi tío.

Es justo mencionar que para todas las ramas de la familia Tarrillo (Tarrillo Medina, Gálvez Tarrillo, Gasco Tarrillo, Gonzales Tarrillo, Bustamante Tarrillo), Don Fausto Valdivia Tarrillo, además de ser el primer profesional de la familia, fue el amauta, el guía, el ejemplo, y esto debido a su cortesía, desprendimiento y nobleza de ánimo en el trato a sus familiares. Conducta que la extendía también a sus alumnos, y yo soy testigo de ello: yo fui su alumno. Y nosotros, sus herederos, sus alumnos, siguiendo su ejemplo, continuando el magistral sendero que nos trazó, hemos tratado (creo que lo hemos conseguido) de honrar su memoria en nuestra actividad profesional así como en nuestra labor social.

Por esas virtudes de mi tío, recuerdo que mi abuela doña Filomena Tarrillo Vásquez lo llamaba cariñosamente Mi Fausto. Mi madre también lo nombraba del mismo modo.

Pero ¿cuándo y cómo conocí al profesor Fausto Valdivia? Recuerdo que estudiaba el primer año de primaria en el Centro Escolar Nº 73 y que, a pesar de encontrarnos en la primera semana de abril, no llegaba el profesor designado para enseñarnos. Lo remplazaba en esta tarea docente don Teodoro Medina Estela que al mismo tiempo era el director del plantel. Y en eso estábamos, hasta que un buen día ingresó en el aula don Teodoro acompañado de otra persona. El director lo presentó y lo dejó con nosotros: era nuestro tan esperado profesor. Lo observamos en detalle. Era un caballero alto, joven, delgado, de buena presencia y de un timbre de voz adecuado para su labor.

En ese momento no sabía que el profesor era mi tío, y sólo lo supe cuando al regresar a mi casa a almorzar (se estudiaba de 8 a 12 m y de 2 a 4 p. m.), y tras sentarme a la mesa del comedor, comenté a mi mamá:

—Mamá, ya llegó nuestro profesor.

—¿Y cómo se llama? —me preguntó

—Fausto Valdivia Tarrillo.

—¿Cómo? —me repreguntó de inmediato mi madre.

—Fausto Valdivia Tarrillo.

—¡Es mi primo hermano! —exclamó mi madre, muy emocionada

Mi inolvidable madre estaba muy conmovida, hasta el punto que casi se le cae de las manos el plato de sopa que me estaba sirviendo; y sólo atinó a decir:

—¡Bien decía mi tía Lucila, mamá de Fausto, que esta semana llegaba, después de recibirse de profesor en la Universidad de Trujillo!

Luego, al despedirme de ella, a las 2 de la tarde, de regreso a la escuela, me recomendó:

—Dile a Fausto que su prima Imelda le manda muchos saludos. No te vayas a olvidar.

Tío Fausto y su EsposaY cumplí con el encargo. Al regresar a la escuela, encontré al profesor Valdivia rodeado de mis compañeros, quienes, como son todos los niños, eran curiosos, y lo abrumaban de preguntas y jugueteaban con él; incluso algunos querían tocarle las manos. Ocasión que aproveche para meter mi cuchara en ese bullicio, con el fin de que mis compañeros escucharan cuanto quería decirle.

—Señor Valdivia (en aquellos años al profesor se le llamaba señor), mi mamá le manda muchos saludos, y dice que es su prima hermana y que usted es mi tío.

—¿Y cómo se llama tu mamá?

—Imelda Gasco Tarrillo

—¡Ah, sí! —exclamó el profesor— Ella es mi prima hermana. Dile que muchas gracias por los saludos.

Y cuando ya sonó el silbato para ingresar al salón, el profesor Valdivia me hizo una señal para quedarme con él, y me recomendó:

—Cuándo yo esté con tus compañeros no me digas tío, porque quizás eres medio flojo para estudiar y tenga que pasarte por agua caliente.

Esa recomendación me sirvió mucho, fue un gran estímulo, pues comprendiendo esa responsabilidad de familia me puse a estudiar como un loco y logré aprobar con nota sobresaliente, y desde entonces sentí que ya tenía la solvencia para decirle tío, hasta ahora.

Ahora bien, como profesor don Fausto Valdivia Tarrillo era un extraordinario maestro, en la acepción más noble del término: era un docente bien capacitado, muy didáctico, conocedor profundo de la psicología del niño, alegre, carismático, animoso, amigo y bromista elegante. Cualidades que le sirvieron para estimular nuestro espíritu de estudiantes, al punto que cumplíamos todas las tareas y trabajos prácticos que nos dejaba; no podíamos fallarle, de ninguna manera. Además de esa ayuda intelectual él nos proporcionaba su generosa amistad: jugaba con nosotros a la pelota, a los trompos y a los gallos (pepa de lúcuma). Ahora, reflexionando sobre su conducta, comprendo que siempre estuvo con nosotros, para darnos seguridad y ayudarnos en algún trance.

Algo más, nunca nos castigó físicamente (recordemos que en aquellos años los profesores corregían a sus alumnos varilla en mano). Él no necesitaba este recurso. Cualquier problema lo resolvía con inteligencia y buen humor. Recuerdo que a nuestro compañero Jaime Julca Snow (hijo de un chotano con una norteamericana), palmeándole el hombro le decía Jimy Julca Nieve (Snow en español es nieve) y se reía, logrando que Jaime soltara una sonrisa y olvidara aunque sea por unos minutos su carácter taciturno. Y nuestro profesor procedía de esa manera porque a él le desagradaba que estuviéramos apesadumbrados, por cualquier motivo; o lo peor que estuviéramos peleados, odiándonos. Recuerdo que mi compañero Víctor Cadenillas en una oportunidad se dirigió a él en son de queja.

—Señor Valdivita, el VACA me está diciendo CHIVIRIP.

Entonces el profesor Valdivia le replicó:

—¿Y tú eres CHIVIRIP?

—No, señor Valdivita

—Entonces ¿Por qué te molestas? —Le preguntó el profesor, para luego recriminarle—: Además tú tampoco eres un santo. A él le dices VACA, que es un apodo muy feo. ¿No es cierto?

Víctor sonrío picaronamente, con esa sonrisa suya que le achinaba los ojos.

—¿Ahora ya estás tranquilo? —le preguntó el profesor a Víctor.

—Sí señor Valdivita —respondió éste, y se fue corriendo

El sobrenombre de CHIVIRIP se debía a que Víctor nunca pudo decir CHIGUIRIP al referirse al nombre del distrito de Chota, siempre decía CHIVIRIP, y nosotros, como partidarios de la broma chotana, lo bautizamos con ese apodo.

De este modo, con mucha astucia e ironía, resolvía nuestros problemas el profesor. Sin embargo, su carácter cambiaba cuando se trataba de actuaciones escolares y públicas. En esas ocasiones actuaba con bastante seriedad, prudencia y decoro en sus palabras y acciones. Como cuando se le encargo teatralizar la obra COLÓN; obra en dos actos, en la que yo actué de Colón, e Irma Arana Coronado, de esposa de Colón. En esa oportunidad ejercité bastante mi memoria, porque a la hora de la verdad nadie me podía ayudar, a excepción del profesor Fausto Valdivia, quien muy disimuladamente hacía el papel de apuntador, colocado en una esquina del teatrín del C.E. Nº 61 en donde se estrenó la obra. Todo salió bien y yo me encontraba muy contento, pues notaba que felicitaban al profesor Valdivia y a mi papá, en aquel entonces yo tenía 9 años de edad. Un nuevo motivo para agradecerle sus enseñanzas y apoyo al profesor Valdivia.

Pero no todo era estudio y conocimiento. En los meses de verano, el profesor Valdivia nos llevaba de excursión a las orillas del Río Chotano, junto al cementerio. Allí algunos jugábamos fútbol; otros se dedicaban a comer los nogales, chancando los frutos con unas piedras; otros jugaban en la arena blanca del río; y no faltaba quienes jugaban a la pega pega. Y al día siguiente el profesor Valdivia anotaba en la pizarra: Escriban sus impresiones de la excursión de ayer. Y nosotros cumplíamos esta tarea contentos, porque, aparte de que la tarea nos permitía recrear nuestras palomilladas, queríamos mucho a nuestro profesor y era una forma de mostrarle nuestro agradecimiento.

Y así fueron pasando los días y con los días los años. Él nos enseñó del 1er al 4to grado, y en esos cuatro años, como es natural, algunos alumnos repitieron; pocos se cambiaron de escuela, y otros ingresaron como sus alumnos. De tal manera que, si debo escribir los nombres de sus discípulos, solo podré mencionar de aquellos que en estos momentos recuerdo.

Nombres

Sobrenombres

Abanto Coronado, David

Mono Abanto

Cadenillas Carbajal, Víctor

CHIVIRIP

Hoyos, Alberto

Bimbo Hoyos

Jaramillo Rivera , Miguel

Pipo Guely

Julca Snow, Jaime

Cashinique

Malpica Silva Santisteban, Mario

El cantor de América

Regalado Delgado, Segundo

Virgo

Rojas Gasco, Segundo

Godo Rojas

Ruiz Mondragón Ernesto

 

Sánchez Vera, Darío

Panzón Darío

Saldaña Fernández, Víctor napoleón

Chungo Saldaña

Vásquez Burga, Pedro

Mudo Burga

Vásquez Burga, Virgilio

Vaca

Vargas, Emilio

 

Como se puede notar, desde niños ya teníamos nuestros apodos, costumbre muy familiar de los chotanos. Los condiscípulos que han fallecido son: Víctor Cadenillas y Ernesto Ruiz, oficiales de la Policía y, Miguel Jaramillo, abogado. ¡Ah!, no quiero dejar al olvido nuestro uniforme escolar, el del C.E. Nº 73:

- Overol azul, con tirantes que venían por la espalda y se abrochaba a la altura del pecho, los botones y las hebillas eran de metal.

- Camisa blanca manga larga, y zapatos negros

- Cristina de color azul también, con un pompón de color blanco.

El cumpleaños del profesor Fausto Valdivia Tarrillo.

El 17 de diciembre es el cumpleaños de nuestro profesor, y la primera vez que lo pasó con nosotros fue un día muy emocionante porque hubo un pequeño programa a la hora de la formación, igual que se hacía con todos los profesores que cumplían años. Le recitamos poesías, y habló un alumno, creo que en esa oportunidad fue David Abanto quien nos representó.

Desde aquella vez todos los 17 de diciembre lo saludamos, aunque hubieran pasado muchos años. Siempre ese día estamos con nuestro querido profesor, hasta hoy 17 de diciembre de 2011. Estoy seguro que es el único caso en Chota y en el Perú.

Cuando se ofició la misa conmemorando el primer año del fallecimiento de nuestro querido profesor, los integrantes de la Promoción 1947 de la Escuela Primaria Nº 73 de Chota entregamos a los asistentes, una esquela recordatoria con el siguiente texto:

En la cubierta, anotamos:

 

Recordando a

Nuestro maestro

Fausto Valdivia Tarrillo

PROMOCIÓN 1947

ESCUELA ELEMENTAL Nº 73 - CHOTA

 

Y en las páginas interiores, escribimos las siguientes líneas:

Para los discípulos del Profesor Fausto Valdivia Tarrillo, que empezamos la Educación Primaria en el año 1942 – año en que él empieza su carrera docente - el 17 de diciembre constituye una fecha muy importante por tratarse del cumpleaños de nuestro recordado profesor. Desde entonces a través del tiempo y según las circunstancias le hemos expresado nuestro saludo por su onomástico.

El año 2005, el día de su cumpleaños, y en vista de su delicada salud, le hicimos llegar nuestro mensaje a través del siguiente texto:

Fausto, estimado Maestro:

Con gran emoción queremos expresarte nuestro saludo por el día de tu cumpleaños.

Pertenecemos a la Promoción del año 1947, de la Escuela Elemental de Varones N° 73. Fuiste nuestro Maestro de aula, del primero hasta el cuarto año, tiempo durante el cual, guiaste nuestra niñez, un largo período de convivencia que recordaremos con mucho cariño.

Ahora podemos decir sin temor a equivocarnos, que tu trabajo docente lo cumpliste con sabiduría, ponderación, compromiso y, sobretodo, amistad.

Nuestra percepción de hombres maduros, nos permite valorar y reconocer como excepcional tu labor de maestro, al punto, que te situamos en un lugar de privilegio, entre los hombres ilustres de Chota; como símbolo, arquetipo, de lo que debe significar ser maestro en el Perú.

Recibe un abrazo sincero de los representantes de la Promoción,

David Abanto Coronado

Segundo Rojas Gasco

Víctor Saldaña Fernández

 

Lima ,17 de diciembre del 2005

 

 

Ya en lo personal, y cuando vislumbro que este apunte biográfico está llegando a su final, quiero manifestar que el primer libro que escribí APORTE DE CHOTA A LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ Y COLOMBIA lo dediqué a cuatro de mis profesores; tres de primaria y uno de secundaria:

Teodoro Medina Estela

Fausto Valdivia Tarrillo

Jorge Sánchez Saldaña

       Antenor Tantaleán Zorrilla

Libro que, ni que decir tiene, le envié acompañado de una nota a mi tío Fausto. Al cabo de unos días mi tío me remitió la siguiente carta:

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La última vez que estuve con él, fue el 1ero de noviembre de 1998 en Trujillo, con motivo de la celebración de los 446 años de la fundación española de Chota.

Con estas últimas líneas termino mi homenaje a un GRAN MAESTRO, a un ser humano dotado de excepcionales cualidades que le permitieron educar y conducir por el camino del progreso, del bienestar y de la amistad a miles de niños de los Barrios Bajos de Chota, es decir, de la Plaza Mayor para abajo, hasta más allá de la Cruz del Siglo.

Su presencia siempre está con nosotros, y creo que el más grande reconocimiento que le podemos ofrecer es conservarlo siempre en nuestros corazones a través del tiempo.



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1 comentario:

Anónimo dijo...

Ola , apesar de não ter o nome de meu Pai, meu pai se chamava Abel Culqui Tarrillo, nasceu em chota em 08 de Novembro de 1940. Gostaria de saber a origem do nome Tarrillo. Meu email é fabiofranciolly@uol.com.br

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