Dame mujer tu
voz que se desborda en aves
tus manos de
retama
tu rostro
original
tu boca
semiabierta dulce y misteriosa
desgranándose
en mazorcas.
Abrígame con
tu cuerpo en los maizales
para retornar
a mi origen
envuelto en
el calor de las plantas.
Mírame con
tus lágrimas de pañuelo
que corren
hacia el sol
hasta
sentirme espiga
en tus brazos
de rocío y escarcha.
Y reposar así
lleno de ti sobre la hierba
sumergido
entre tus venas
ingresando en
la tierra
con nostalgia
de cóndor
al rumor del viento.
De su poemario “Noche de alucinados”
No hay comentarios:
Publicar un comentario