26.2.16

Homenaje al poeta Roger Bardales Benel

Por Segundo Rojas Gasco



El 23 de enero de 2014 murió Roger; recordando aquel infeliz día, y como un homenaje a mi entrañable amigo y cuñado, publico las poesías de su libro “La Otra Orilla”.
Quiero recordar al poeta, es decir, revivir una de las facetas de la vida de Roger; recuperar al notable chotano minucioso observador de todo lo que sucede en la naturaleza del inmenso globo terrestre y que, gracias a esa observación y a su gran sensibilidad espiritual, expresa en sus poemas lo que siente en lo más íntimo de su ser, teniendo como protagonista al hombre en sus actividades sociales, políticas, fraternas, en su amplio estilo de formidable belleza literaria.
Enseguida, transcribimos el libro La Otra Orilla de Roger Bardales Benel.






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DATOS BIOGRÁFICOS

Nació en la ciudad de Chota, Cajamarca, en 1934. Desde muy temprana edad demostró una particular cualidad artística y una gran sensibilidad humana, que se reflejan a lo largo de su vida y obra.
Emigró muy joven a Lima, donde estudió en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Participó activamente en el movimiento cultural-político que caracteriza a toda la generación de los 60, definiendo esta década su compromiso con la sociedad y los movimientos políticos insurgentes de izquierda.
En 1965 inicia definitivamente su compromiso político como Secretario General del Sindicato de la Compañía Peruana de Teléfonos, demostrando su capacidad de organización y lucha, impulsando al sindicato telefónico a la vanguardia del movimiento sindical del país.
En el año 1967 fue invitado por el Consejo Central de Sindicatos del Soviet a participar de las celebraciones por el 50° Aniversario de la Revolución Bolchevique.
El viaje a la URSS le permitió visitar también Francia, Italia y España donde presenció y participó de la escena cultural, artística y política que caracterizó aquella prodigiosa década en Europa.
En los años 70 fue Coordinador de sindicatos de la IV Región del SINAMOS-Lima y después Jefe de la Unidad de Promoción de Organizaciones de la oficina zonal del SINAMOS-Ica. Siempre consecuente con sus ideas, participó con su experiencia y conocimiento como funcionario del Consejo Nacional de Propiedad Social.
En el año 1977, a pedido de la base social de los trabajadores, se incorporó como Gerente General del Complejo Forestal Iparía. El viaje por la Amazonía influyó profundamente en su humanidad y sensibilidad artística.
Pintor, actor, escritor, poeta: Roger Balda les es, sobre todo, un firme luchador social, ejemplar esposo y padre de cinco hijos, con quienes ha recorrido el Perú haciéndolos participar en su vida y lucha, inculcándoles los valores y principios que él cada día, y por siempre, defenderá.
Un beso a mi Padre.


PRÓLOGO

La vocación literaria es una de las dimensiones más íntimas de la persona humana. En este caso, comentamos La otra orilla de Roger Bardales Benel compuesta por cuento y poesía. En sus versos notamos una auténtica sensibilidad utópica, la que lo lleva a escribir "y soñamos con otras primaveras" aún cuando ha estado hablando de "la tímida primavera limeña". El amor a la naturaleza se filtra en su poemario como un universo contrapuesto a la salvaje urbe moderna y "civilizada". Los amores familiares y el amor erótico. Igualmente una pasión indigenista y la emoción política ("surcos revolucionarios") plasmada en un singular canto al poeta mártir Javier Heraud. Pero quizá lo más importante es el amor puro, aquel que lo hace decir: "No sé/ quién es más hermosa/ Tú, / o la rosa". La prosa narrativa de Bardales Benel es también plena de un humanismo consecuente. En suma: un libro para disfrutar y enriquecer nuestro tránsito por el mundo.
[Roger Santiváñez
Temple University, noviembre de 2013]


Nota Preliminar
escrita por David Abanto Coronado, condiscípulo nuestro en las aulas del Colegio San Juan de Chota.



NOTA PRELIMINAR

LA OTRA ORILLA muestra un conjunto de temas en verso y en prosa, que permiten apreciar la sensibilidad y el sentido creador del autor. La valoración que es posible hacer de esta propuesta literaria está encarnada en el contenido que se encuentra en ella. Roger Bardales Benel muestra una poética con tropos plenos de sensibilidad y estetismo. Los espacios y contextos vividos y marcados por él, están teñidos de ternura, de amor filial, así como una intensa pasión por la naturaleza.
La otra orilla es un símbolo que encierra, que contiene, que puede explicar los motivos y circunstancias que mediaron en la construcción de su obra. La producción literaria de Roger Bardales Benel nace en los años sesenta, cuando el autor –joven, comprometido políticamente y formando una familia– comienza a transmitir sus vivencias y lucha a través de sus primeros poemas, y transcurre hasta inicios de los ochenta, cuando su madurez intelectual y humana lo lleva a escribir hermosos versos dedicados a su mujer e hijos. Su producción poética no está referida precisamente al componente esencial de un hecho geográfico, es más, es un documento que narra el transcurso de sus vivencias a través de un espacio en el tiempo marcado por profundos y radicales cambios sociales y políticos no solo en el Perú, si no en el mundo entero. Para entender más, basta prestar atención al poema dedicado a Javier Heraud poco después de su muerte acaecida en 1963 o el poema "La agonía del indio" redactado en 1962, época marcada por movimientos socio-políticos que buscaban la reivindicación de los pueblos andinos al contexto nacional.
La lectura de La otra orilla orienta y sirve de guía para poder apreciar, en su justa medida su producción literaria. Ella permite constatar el manejo de los recursos idiomáticos de los que se vale el autor para crear belleza. Es de­cir, él comunica, con especial originalidad, un vocabulario diáfano, un conjunto de sentimientos y hechos de vida. De este modo, da cuenta de una percepción muy emotiva de ámbitos bucólicos y citadinos, y a través de registros muy personales, retrata su experiencia de vida con un imaginario propio y existencial.
Sin lugar a dudas, los versos y los textos en prosa del autor desnudan su realidad más íntima, para verterla en figuras e imágenes construidas con singular originalidad.
La otra orilla, título escogido por el autor, le brinda un marco original a toda su obra. Estamos convencidos que no pudo ser mejor escogido.
David Abanto Coronado


AGRADECIMIENTO

Agradecimiento de Roger a su esposa y a sus hijos.
"Esta pequeña y modesta obra sale a la luz
gracias a la determinación de mi esposa y mis
hijos quienes, buscando entre papeles amarillentos,

lograron recopilar un conjunto de poesías y
algunos otros escritos, tomando la decisión de
editarlos por lo que puedo decir que esta obra les
pertenece. Por ello declaro mi agradecimiento como

la mayor expresión de amor."





PRIMERA PARTE

MELODÍA INFINITA



CREPÚSCULO
¡Ay, las mujeres lloraron,
los hombres bebieron el fuerte aguardiente
y el crepúsculo quedó quieto,
prendido en los ponchos.



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RETIRADA

Sobre el hundido lomo del ruano
el aparejo ajusta su miseria
y entre sus dedos cae
la soga triste del llanto.

El sol se incendia
en un crepúsculo de sangre
y el oro, de sus últimos reflejos,
se esfuma
en la copa seca del alma

y allí va la Juana
en la noche de su pena
dejando atrás el paisaje
de sus ilusiones muertas.



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23 DE SETIEMBRE

Hablamos anoche
de la tímida primavera limeña,
de sus pinceles tristes,
de las hojas muertas.
De la primavera del poeta,
de sus flores que lloran
porque no hay más flores
que alegren los niños.
De la primavera del pueblo,
de la primavera sin flores,
de las almas pegadas
en los troncos desnudos.
Entonces lloramos,
reímos y soñamos
con otras primaveras.



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AQUELLA TIERRA

Chota, aquel pedazo del Ande
aprisionado por tres ríos
cual cinturón de plata.
Aquella tierra
en que cada día
la luz, en su eterna lucha
con la noche,
se incendia
en crepúsculos de sangre.
Aquella tierra
en que el verdor
de su paisaje,
llena el alma de esperanza.
Aquella tierra que palpita
porque en ella está
el corazón de todos
los hombres que dio vida.
En esas tierras nacieron
nuestras madres,
nos dieron un pedazo
de su ser y de su alma.
En esa tierra crecimos
corriendo entre sus calles,
con el sol salpicando
en cada piedra.



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ILUSIÓN

En un rincón del alma,
callada ha estado siempre
mi alegría,
y aleteando débil
ha llegado ayer hasta mis labios
en una tímida sonrisa.
Y es que he visto
de la rosa
sus pétalos frescos
prendidos de tus labios.
Es que he visto
del sol
en tus mejillas
sus rayos encendidos.
Y en tus ojos
todo el cielo.



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MELODÍA INFINITA

Caminaba tarareando, como esforzándome para
ajustarme a la armonía de ese canto que la
naturaleza ejecutaba esa mañana; pero en la medida
que más me exigía, sentía que más me alejaba
de esa bella melodía.
¡Es que mi condición de ser humano, urbano,
"civilizado",
me divorcia de la naturaleza! — me grité.
El cielo está azul en esta mañana luminosa y el
sol se filtra entre el follaje lanzando sus dorados
rayos sobre los espejos quebrados del serpenteante
riachuelo. Sus aguas cristalinas discurren inquietas
entre piedras y rocas lanzándoles miles de gotitas,
que como prismas multicolores, caen sonoras,
sobre el silencio de todo su tiempo.
¡Oh, que locura de percusión! — Exclamé.
Delicadas notas musicales como arrancadas
de finísimos
platillos de cristal, definen una sublime
melodía y los pájaros guiados por alguna maestría
hacen contrapunto con lo mejor de sus trinos. El
viento silba suavemente entre las hojas que, al
mecerse en el conjunto del follaje, ejecutan un
acompañamiento de bajos y contrabajos que el eco
repite en el cañón de toda la quebrada.



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AMISTAD

                                                                          Para Alejandro y Enrique Tamashiro
Dos corazones gemelos
caminaron
por ciudades
y montañas
hasta encontrar
da fragua de Vulcano.
Y cuando
llegaron hasta él
tomaron sus corazones
y le dijeron:
¡Ponlos al fuego!
Vulcano
los mira y les dice:
¿queréis una espada?
No.
Queremos una bandera que solo diga...
                    AMISTAD



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ALEGRÍA

Los árboles
en la quebrada
juntan sus duros brazos
en interminable danza
mientras el agua canta
su eterna melodía
con sus miles de gotitas
salpicándola en el dorso.
Y a la vuelta de cada piedra
la armonía se acompaña
con los suspiros del viento
El sol se asoma
después de la aurora
metiéndose apuradito
entre hojas temblorosas
como locos cascabeles
de inquietas panderetas
que se miran
coquetas
en la quebrada.

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SURCOS

Surcos, los que deja la vida en el hombre.
Surcos, los que deja el hombre en la vida.
Surcos de ilusión que adormecen el alma.
Surcos de dolor por donde corren las lágrimas.
Surcos de muerte donde acaba la vida.
Surcos, como los que deja el indio en el Ande.
Y sobre estos surcos
abriremos otros más profundos.
Los surcos revolucionarios.
Surcos del pueblo.
Surcos de amor donde empiece la vida.
Surcos de vida donde crezcan ciudades.
Surcos de fe donde se fortalezcan los hombres.
Surcos de alegría que entierren las penas.


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LOS ÑORGOS

Besos arrancados
de pétalos de niña.
Luceros desprendidos
de pálidas mañanas.
Rocío de luna
de noches encendidas.
Recuerdos blancos
de la niñez perdida.
Florecitas blancas
de los ojos quietos,
las he visto morir
en unos labios,
las he visto morir
en unas manos,
las he visto morir;
morir alegres
en los ojos
en las manos
en el alma.
Morir alegres
en sus pétalos.


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SEGUNDA PARTE

DIMENSIÓN DEL AMOR

En esta parte del libro, Roger escribe sus poemas a su esposa, Lida Rojas Gasco; a su hija Lillian Edith, a su hijo Roger Enrique (Kiko), a su hija María del Carmen (Camucha), a su hijo Carlos Ernesto (Carlitos) y a su hija Silvia Elena (Nena).


DIMENSIÓN DEL AMOR

A mi compañera,
          mi esposa.
                             Dimensión del Amor.
Grito,
           despierto,
sueño,
           busco palabras,
tomo el color,
           la música,
quiero alcanzar el cielo,
           borroneo cuartillas.
                                            ¡Quiero para ti
                                            el más hermoso
                                            poema de amor!
Y no encuentro
la verdadera
expresión
para alcanzar
tu inmensa
dimensión
de madre,
mujer,
amante.
                                            Solo sé
                                            que te quiero
                                            que te amo
                                             de siempre.




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ESPEJISMO

En el calor ardiente de la tarde
sentí tu piel,
estabas en todas partes,
en cada grano de arena
Y las dunas
comenzaron a perfilar
los horizontes infinitos
de tu cuerpo.
Abracé el horizonte
y te amé,
te amé tantas veces
en cada segundo,
no sé que tiempo.
Y en el punto
en que tu risa alegre
y esa música de amor
se diluían en la tarde
me quedé pronto
con mi soledad
y el viento.
Y nos fuimos
sobre nuestros pasos
recogiendo los besos
que de tanto amor
habían llenado el desierto.




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LILLIAN EDITH

Hija mía.
En la alegría del color
en la forma
en el perfil de las cosas
en el río
en el viento
en la noche
en la calle triste o bulliciosa
en todo lo que nos rodea;
hay un motivo de inspiración
y canto.
Hasta en los huecos de una pared,
donde parece que se quedan
Las alegrías y las penas.
O en las piedras,
porque son ellas
Lis que atrapan
Las soledades
Y el tiempo.
O en los bosques,
donde los árboles
cogidos de sus brazos
danzan
inmóviles
la canción del viento.
Por todo esto,
que es movimiento
y es música,
es que te amo
mucho más,
hija mía.



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CARTA A ROGER ENRIQUE

Voy a comenzar la primera conversación
a distancia con el hombrecito Roger Enrique.
Siempre, hijo mío, toda primera vez nos da temor,
y esta primera carta que estoy escribiendo para ti
me está imponiendo mucha seriedad, porque
da palabra escrita, a veces, puede convertirse en una
bandera, y no olvides, hijo mío, que una bandera
es para defenderla si es preciso con la propia vida,
y las banderas que quiero para ti son las banderas
de la paz, de la justicia, del amor y de la verdad.
Hijo, estas banderas son las que unen nuestro hogar,
y si algunas de ellas no están muy elevadas, creo
que es hora de levantarlas al tope y ponerlas a flamear
al viento, acompañadas de un himno bello;
y hagamos, con nuestras palabras y con rosas,
hermosos poemas para regalarlos cada mañana
al ser más querido de nuestro hogar: vuestra madre.
Hijo mío, solo quiero, para terminar, que estas
palabras las abraces con mucho cariño, que es mi
primera carta para ti, y en ella va mi corazón.
besa a tu madre, que así también me alcanzas.
Hasta pronto, hijo.



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MADRE...

Te veo,
te siento de pie
enraizada
elevándote
gigante
sobre la tierra,
nuestra,
de todos.

Se ha iluminado
ya
tu mirada
larga,
de tiempo.

Brilla
la esperanza.
Y
de
tus manos
duras
de surcos...

surge
la vida,
verde,
nueva...

!no más frutos ajenos,
madre!



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MARÍA DEL CARMEN

Estuve pensando
en ti.
En tu cartita.
Me detuve
en una rosa
y te encontré.
Estuve jugando
con tu nombre
y la rosa,
con tus ojos
y el color,
con tus dedos
y los pétalos.
Es tan tierna
y tan bella
la rosa,
y eres tan bella
y tan dulce
mi María del Carmen.
No sé
quien es más hermosa
Tu,
o la rosa.



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CARLOS ERNESTO

Porque eres
el punto
en un extremo
de mi tiempo,
es tan fuerte
tu existencia
que quiero ser niño
para crecer contigo.
Por que eres
la mirada presente
tocándome mañana,
quiero correr contigo
cara al sol
hasta romper los horizontes.



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A SILVIA ELENA

Primer grito a la vida
que concretizó el amor.

Eres, hija mía,
la primera sonrisa
la primera alegría del alba
la primera extensión del amor.

Iluminaste el camino
de los primeros sueños
llenando el alma de esperanza,
y alcanzando los primeros pasos
cristalizaste una nueva vida.



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TERCERA PARTE

EL GRITO DE LA TIERRA


Nota: La tercera parte de su libro de poemas el autor la titula: EL GRITO DE LA TIERRA


LA AGONÍA DEL INDIO

El dolor se espanta
y se junta a la miseria
haciendo carne con el hueso.
La noche llora,
abrazada a las ramas
que se estremecen
en la encorvada choza.
Y la lágrima
que nunca corre
va llenando el alma
hasta ahogarla.
Ya el corazón
no siente fuego ni en su brasa,
y se consume en las cenizas
de lo que nunca ardió.
Ni la luz de un candil
alumbra la esperanza.
                                            Lima 1962.




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EL GRITO DE LA TIERRA
              I
Más que un grito
es un alarido
salido de la garganta
de la Tierra.
Grito ardiente
con el fuego del volcán.
Grito rebelde.
Grito de protesta
contra la indolencia,
que con pies cargados de miseria
solo levanta el polvo del camino.
Grito sangrante
contra la impotencia,
que con su lágrima
solo ahonda el aguajal,
donde ahoga sus esperanzas.
Grito histérico
contra quienes poseyéndola
no fecundan sus entrañas,
cansadas ya de tanto hueso.
¡Grito a la vida!
             II
Levántate hermano,
que ha nacido nuestra tierra,
he oído su grito en mis entrañas,
veo la luz en vuestros ojos,
siento el fuego entre los dedos,
la aurora se ha prendido en nuestras frentes,
y no habrá noche
mientras dure el eco
de ese grito en la montaña.
           III
Levántate hermano,
y juntemos nuestras fuerzas
con el músculo del Ande
en los brazos del minero,
con la energía del maíz
en los brazos del labriego
que lleva el sol entre las manos,
con la fuerza del indio
que es el alma de esta tierra.
           IV
Levántate hermano
intelectual, obrero, estudiante,
y ayudemos a poner de pie
a nuestra patria,
ayudemos a limpiarla de miseria
ayudemos a limpiarla de dolor,
aunque tengamos que bañarla
en nuestra sangre,
aunque en ello se vaya nuestra vida.
                                                                                   Lima, 1962



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DEMOCRACIA

Pacíficos, los océanos pacíficos,
pacífico, el ciprés
y los pájaros.
Pacífico, el canto del manantial
en su pacífico lecho,
pacífico, el verde de los campos.
Pacífica, la aurora,
el crepúsculo, la noche,
pacífica, la vida.
Hasta que
el hombre de paz
quiere
usar la democracia.



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JAVIER HERAUD

Tu sangre derramada en el río
pudiste derramarla en el camino,
que gota a gota
caída en el surco de tus versos
habrían brotado en vez de rosas
machetes, bombas y fusiles.
Pero tu sangre en el río, Javier,
no quedará en un recodo
como pararon tus pasos
los que de un balazo te mataron.
Porque ahora eres libre,
porque ahora eres río,
y te irás por los campos,
entrarás en los andes,
te irás en las nubes,
vendrás con nosotros,
encenderás corazones,
se agitarán los pechos,
y llegará la noche en dura jornada,
se encenderá la aurora
con destellos rojos,
y escucharás el grito
de tus hermanos campesinos,
de tus hermanos obreros,
de tus hermanos estudiantes;
¡Revolución, Javier!
¡Libertad, Heraud!




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Estoy seguro que las poesías de Roger Bardales Benel serán leídas, aprendidas y recitadas por muchas personas de nuestra patria y también a nivel internacional por miles de personas amantes de la literatura.

Segundo L. Rojas Gasco

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